6 de
agosto. Ya casi es la hora y las calles comienzan a llenarse de gente. El
fuerte calor del medio día en el altiplano boliviano no es un obstáculo para un
día como este. Las “cholitas” (así es como se conoce a las mujeres indígenas de
Bolivia) visten sus mejores galas para ir a ver a sus hijos desfilar, los hijos
de su patria, una palabra esta última que resuena en muchas de las
conversaciones a pie de calle y, por su puesto, en los discursos
institucionales que durante la semana grande de la Independencia de Bolivia se
reproducen por todo el país.