martes, 2 de abril de 2013

En busca de la Primavera



OPCIÓN 1: Encender la televisión en España, poner el telediario, ver que abren con una noticia sobre la ola de frío que atraviesa el norte de Europa y sentir una mezcla de envidia y tranquilidad.

OPCIÓN 2: Pasar en Polonia el invierno más largo que se recuerda en los últimos 40 años. Experimentar la primera nevada en octubre y que a día 2 de abril las calles estén completamente cubiertas de nieve y siga nevando.

¿Con cuál os quedáis? Porque yo todavía no lo sé. Lo que sí sé es que por mucho que me encante juguetear con la nieve y pasarme horas pegado a la ventana cada vez que nieva como si fuese la primera vez… empiezo a estar saturado. Entre eso y que hace ya unos meses que tenía pensada una escapada a Ucrania y Moldavia he decidido que este es el momento oportuno. Y ahora si tenéis un rato mirad las temperaturas en la Península de Crimea para los próximos días: ¡PRIMAVERA!

Todo esto me ha llevado a pegarme esta mañana un gran madrugón, salir de casa a las 5 de la mañana y coger el tren de las 6 que me lleva a Lublin, una ciudad al Este de Polonia donde esta tarde cogeré otro tren que me llevará directamente a Lviv, conocida como el “pequeño París del Este”. Todo el trayecto hasta llegar a Lublin ha ido acompañado de tormentas de nieve, pero al llegar aquí el sol estaba esperándome. ¡A ver si con suerte este es el primer síntoma de que la primavera me espera en Ucrania!
He de decir que voy un poco con el rabo entre las piernas en este viaje. Bastantes polacos hablan de Ucrania como “the wild country” (aunque lo venden mejor que Rusia, claro está), otros me cuentan historias de cuánto de corrupta es la policía allí tratando de pedir dinero ( o vodka en su defecto) a la primera de cambio, el alfabeto cirílico también aporta su porción de acojone… pero todo en conjunto hace de este viaje un reto interesante.


En Lublin he empezado a apreciar el cambio. Me habían hablado de que para conocer Polonia de verdad tenía que ver las ciudades del Este, y Lublin es la primera que visito. Y yo, acostumbrado a mi coqueto Poznan con su tranquilidad, su influencia germana y su orden, me he sorprendido con “la Polonia de verdad”. Tipos más que raros vendiendo cigarrillos de contrabando por las calles mientras te susurras “papieroski, papieroski”, un aspecto de mayor deterioro, más dificultad de comunicación en lo que a inglés se refiere (me ha costado cielo y tierra comprar el billete a Lviv). Pero aún así Lublin es una de las ciudades más bonitas que he visto en Polonia, con un casco antiguo de gran belleza y con callejuelas que te remontan al pasado.


Ahora espero en un café a que el couchsurfer que me echará una mano luego para ir a la estación venga a dar un paseo conmigo. Mañana os contaré qué tal se da el cruce de la frontera y la larga noche en el tren con “escala” incluida. 


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