miércoles, 3 de abril de 2013

Noche fronteriza


Ya estoy en Lviv. Llegué a las 6 de la mañana ucraniana cuando aún no habían puesto casi ni las calles. ¡Aunque creo que aquí no se esfuerzan mucho en ponerlas con los socavones que dejan! Oyga, la CS que me aloja, me sugirió coger un taxi en la estación que por 4 o 5€ me dejaba en la puerta de su casa, pero después de estos meses en Polonia y después de que me clavasen 40€ por el tren a Ucrania he decidido que me merecía el sacrificio de coger un autobús (sacrificio que se ha multiplicado según pasaban los minutos en la calle bajo la fuerte nevada que caía). Los 0,20€ que me ha costado el billete han merecido la pena.

 Tenía anotado en mi “cuaderno de viajes” el nombre en cirílico de la estación donde debía bajar y contaba con el detalle de que el trayecto duraría aproximadamente 35minutos. ¿Fácil no? Pues a la gente que iba en el autobús no debía de parecérselo pues cada vez que le enseñaba mis notas a alguien (en cirílico, claro está), les faltaba salir corriendo. Finalmente he decidido sentarme y esperar a que pasasen 30 de los 35 supuestos minutos para ir a preguntarle al conductor dónde bajar, y, aunque no ha llegado ni a abrir la boca, me ha dicho entre signos que esperase que él me avisaba. Como podéis ver, ha ido bien la cosa.

Tras presentaciones y conversaciones mañaneras de legaña le he dicho a Oyga que ella se tenía que ir a trabajar y yo a dormir, pues la noche no me había dado para mucho. El hecho de que me cobrasen 40€ por el tren se debe a que hoy solamente había trenes cama viniendo a Lviv y esos son más caros, pero cuando entré anoche al tren y vi la maravillosa cama que me esperaba me dije, al menos ¡hoy duermes! Y así ha sido, tumbarme y quedarme dormido durante aproximadamente 1h, hasta el momento en que hemos llegado a la frontera. Entonces ha comenzado una especie de desfile militar privado, primero por parte de los soldados polacos, luego de los ucranianos, luego de otros soldados que estaban interesados por saber si teníamos droja en la maleta, luego los soldados que no se creían la respuesta que les habíamos dado a los anteriores y han ido analizándonos con linternitas… Y finalmente, cuando parecía que ya habían terminado he mirado el reloj y he visto que aún tenía 1h y media para dormir,  ha venido el revisor a despertarnos porque ¡estábamos llegando! Pero no es que hubiésemos ido más rápido como premio al trajeteo de la noche (hemos recorrido 120km en 5h), sino que había olvidado el cambio horario de Ucrania.



Ahora voy a darme un paseo por Lviv hasta donde la nieve me lo permita, pues aquí hay más de 30cm en las calles, y a ver si esta noche os puedo contar primeras impresiones sobre Ucrania. Aunque ya he podido percibir que, aunque ortodoxos,  son incluso más religiosos que en Polonia. Mientras esperaba esta mañana a Oyga frente a una iglesia cercana a su casa he visto que todas y cada una de las personas que pasaban por delante de la iglesia se santiguaban y se quitaban el gorro, algo que jamás había visto antes.


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