domingo, 30 de junio de 2013

"El poder de la cultura para crear un futuro mejor"



¿Cuáles son los aspectos de la cutura de tu país o tu región que mas te enorgullecen? Cómo puede la juventud aprovechar estos aspectos culturales para crear un futuro mejor?

Este es el ensayo con el que he participado en el concurso internacional de ensayos organizado por The Goi Peace Foundation (Fundación Goi para la Paz) y la UNESCO. Apoyado por el Ministerio de Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología de Japón, la Comisión Nacional Japonesa para la UNESCO, la Federación de Institutos Secundarios Privados de Japón, el Consejo Metropolitano de Educación de Tokio, Japan Broadcasting Corporation, Nikkei Inc. Con el auspicio de FELISSIMO CORPORATION. 



Renovación y revolución por una cultura colaborativa y vanguardista


Cultura: 1. Cultivo. 2. Conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico. 3. Conjunto de modos de vida y costumbres, conocimientos y grado de desarrollo artístico, científico, industrial, en una época, grupo social, etc. 4. Culto religioso. (Diccionario de la Real Academia Española).


La palabra cultura es una de esas palabras que, a pesar de tener un significado etimológico de gran similitud en todas las lenguas, adquiere significado por sí misma en función del contexto. Todos sabemos lo que es la cultura, pero no todos sabemos lo que nuestra cultura representa, o cuáles son los valores más fuertes que la definen. Lo cuál es de entender pues cada país tiene su propia cultura, pero a su vez cada región dentro de cada país tiene su propia cultura, e incluso cada formación familiar posee características culturales específicas.

Si tuviese que elegir algún aspecto de la cultura española del que estar orgulloso, optaría por elegir el hecho de que la cultura española en su conjunto es una cultura con gran reconocimiento y fuerza a nivel europeo y a nivel mundial (dejando al margen las razones y connotaciones positivas y negativas de que esto sea así). El simple hecho de que una persona de cualquier otro lugar del mundo pueda tener una referencia  en su mente a la que acudir cuando escucha la palabra “España”, para mí es un motivo de orgullo. Tal vez sea nuestro carácter afable, tal vez la idea de la buena vida que aparentemente tenemos en mi país, o nuestras fiestas populares, nuestro arte y nuestra música, o tal vez nuestra calurosa sangre y rasgos mediterráneos. Incluso algunos se atreven a hablar de los festejos taurinos como representación cultural de España.

La cultura con la que se asocia a cada país supone en mi opinión una representación de todo ese conjunto de pequeñas culturas encerradas entre fronteras políticas. El fruto de un conglomerado cultural con rasgos comunes motivados por la convivencia y cercanía a lo largo de la historia. Y en estos conjuntos culturales que representan a cada Estado se encuentran todo tipo de tradiciones, tanto antiguas como modernas, las cuales se han ido acumulando a lo largo de los siglos sin una revisión previa, guardadas en esos “cajones de la cultura” que cada país posee y que a menudo se encuentran apolillados.

El Mundo vive hoy un momento de renovación y revolución global, el fin de un ciclo y el comienzo de otro nuevo cuyos resultados no podemos preveer pero sí tratar de encauzar de la mejor forma posible. Uno de estos cambios debe afectar al terreno cultural. En los últimos años, especialmente motivado por la situación de la crisis, España ha sido un despertar de diferentes formas culturales y movimientos sociales que para mí, personalmente, forman parte de mi cultura. Pues la cultura es más cultura cuando la vives que cuando te la cuentan. El día en que seamos consciente de esto y dejemos de mantener culturas antiguas como partes de nosotros menospreciando al mismo tiempo nuevas formas culturales, entonces podremos empezar a construir un futuro mejor.  Y con esto no hablo de renegar del pasado. La cultura del pasado hace que seamos lo que somos, aportó en su momento una inyección “cultural” que aún perdura en nuestro interior y que es la base de la cultura presente y futura. Pero basta de llevarla por bandera. Se tiende a entender la cultura como parte del pasado, cuando es algo que está en continuo nacimiento. Por ello debemos saber apreciar las mentes jóvenes antes de que alcancen un carácter póstumo. Debemos dar valor a la innovación juvenil, dejar de esperar a que el futuro las convierta en cultura dándoles ese valor desde ahora.

A su vez, se debe impulsar el sentimiento de conjunto, pues la cultura al fin y al cabo tiene sentido cuando se aplica y desarrolla en la sociedad. Y la colaboración joven será fundamental. Desde las escuelas se debe impulsar la idea de individuo como cabeza pensante, colaborativa, potencial, pero sin caer en la idea del elitismo. Vendiendo una ambición individual cuyo objetivo sea una mejora del conjunto: crecer uno mismo para hacer crecer a los demás.

Vivimos unos tiempos en los que la mayor parte de la juventud ha perdido la ambición. Y por ello hay que encender la mecha de la innovación. Si todos innovamos al mismo tiempo, los logros serán aún mayores. No podemos permitir que los grandes avances del pasado que nos hicieron ser lo que somos se queden estancados en un progreso que ha dejado todo el carácter social a un lado, basándose en un progreso tecnológico, material, inhumano, vacío en espíritu. Hablo por lo tanto de una vuelta a la cultura como corriente artística, ideológica, social, como una forma de pensar y de vivir que ande a medio camino entre lo racional y lo sensitivo, que peque de humana en sus errores y que en ellos base su mejora y progreso.

Es el momento de una revolución cultural basada en la renovación y en la colaboración de todos. La deshumanización de las personas está llevando a una pérdida de la cultura, y la pérdida de la cultura será el primer paso hacia la pérdida del respeto y por lo tanto de la estabilidad social. No dejemos que esto ocurra, pues la cultura ha sido la base del hombre desde nuestro origen, y si esta se acaba...


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